La subsecretaria de Hacienda de México, Vanessa Rubio, expresó hoy su confianza en renovar un buen Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que beneficie a los tres países que lo integran -Canadá, Estados Unidos y México- y lo modernice para adaptarlo a las circunstancias del siglo XXI.
La subsecretaria de Hacienda mexicana reconoció que la elección del presidente estadunidense, Donald Trump, hace ahora un año, introdujo incertidumbre respecto al TLCAN, pero las negociaciones para su revisión empezaron y ya se encuentran en la quinta ronda.
Los dos elementos necesarios para avanzar en una negociación -buenos negociadores y voluntad política-, se dan en este caso, según Rubio.
Preguntada si el Gobierno mexicano tiene diseñado un plan para el caso de que las conversaciones al final fracasaran, Rubio dijo confiar en el éxito.
Respecto a los negociadores, reconoció que hay «un buen diálogo» entre los secretarios de las distintas carteras de México y Estados Unidos, «positivo y propositivo», aseguró.
La subsecretaria definió a México como «un país de pertenencias múltiples», con una dimensión norteamericana, pero también integrado en América Latina, con fronteras con Centroamérica y el Caribe, y a caballo entre dos océanos, el Atlántico y el Pacífico.
Respecto a sus relaciones con Europa, al otro lado del Atlántico, reconoció que una prioridad de su gobierno es modernizar el acuerdo con la Unión Europea, «que nos permita a ambas regiones ser más competitivas y con más intercambio comercial, y sobre todo que las pymes de ambas regiones puedan jugar un papel importante», dijo.
En la otra vertiente oceánica, México pertenece a la Alianza del Pacífico, junto con Colombia, Perú y Chile, y este acuerdo es, según Rubio, «muy sólido».
La subsecretaria de Hacienda mexicana destacó la importancia de las relaciones de la Alianza del Pacífico con el otro gran bloque comercial de la región, Mercosur, ya que ambos reúnen a más del 90 % del comercio de la región.
Rubio reconoció que los cambios políticos de los últimos tiempos en Argentina y Brasil producen una «mayor convergencia en filosofía del comercio», por lo que «es un muy buen momento para avanzar en el diálogo y en la cooperación» entre ambas organizaciones.