La situación que se vive en el campo en el país y en Durango, por los años de sequía, y después de un 2023 con una de las mayores sequías en el estado, es muy preocupante.
El año pasado fue el año más seco desde 1957 y el de mayores temperaturas, problema que se acentúa por la falta de interés y apoyos de parte el Gobierno federal.
El Informe sobre Riesgos Globales 2024 del Foro Económico Mundial de Davos, señaló a los fenómenos meteorológicos extremos y los cambios críticos en los sistemas terrestres como los problemas más grandes que enfrentará el mundo durante la próxima década.
Si bien la desinformación y la información errónea son considerados los mayores riesgos en los próximos dos años, las amenazas ambientales serán las dominantes durante un periodo de 10 años.
El informe identificó los cuatro riesgos más graves que enfrentaremos durante los próximos 10 años, los cuales son: fenómenos meteorológicos extremos, cambios críticos en los sistemas terrestres, pérdida de biodiversidad y colapso de los ecosistemas, y escasez de recursos naturales.
Acabamos de vivir el año más caluroso jamás registrado, con vidas y medios de subsistencia devastados por olas de calor abrasadoras e inundaciones y tormentas catastróficas.
«A menos que adoptemos medidas urgentes, la amenaza no hará más que intensificarse, acercándonos a infligir daños irreversibles a la sociedad y los ecosistemas”.
Hacia 2034, se espera una década de turbulencias ambientales: fenómenos catastróficos, cambios críticos en los sistemas de la tierra, pérdida de biodiversidad y ecosistemas, e insuficientes recursos naturales.
Frente a esto, el sector agroalimentario es particularmente vulnerable. Las acumulaciones térmicas de El Niño generan eventos climatológicos cada vez más poderosos y devastadores, como los huracanes Norma y Otis, que podrían provocar escasez e inflación en la producción de alimentos y cadenas de suministro.
México cuenta con un campo debilitado y cada vez menos productivo, debido a la desaparición de programas de apoyo, por lo que necesitamos prepararnos para el futuro.
Algunas de las propuestas de Davos incluyen el desarrollo de modelos generativos de inteligencia artificial para la agricultura que mejoren técnicas de monitoreo, automatización, recopilación de datos, salud y tratamiento de cultivos, entre muchas otras.
Pero la propuesta principal es la cooperación. Sector privado y Gobierno debemos ir hombro con hombro para crear estrategias focalizadas que incluyan inversión en tecnología, instrumentos financieros para el campo, y políticas públicas que reconozcan los avances científicos para tener cultivos más resilientes.
Es urgente y necesario más ciencia, más innovación, más colaboración público-privada y mejor regulación.
Lastimosamente, llevamos mucho tiempo perdido porque en esta Administración la ideología se impuso sobre la ciencia y la experiencia.
Lejos de fortalecer al sector agroalimentario, este Gobierno lo ha debilitado, principalmente por permitir la intervención del crimen organizado en el sector, y por decisiones como la desaparición de la Financiera Nacional de Desarrollo, o la disminución de las capacidades de las instituciones que fortalecían nacional e internacionalmente a este sector.
Consultores de mercados agrícolas han señalado que el proyecto de presupuesto asignado para el sector agroalimentario este año será “más de lo mismo” que se ha observado en esta Administración, y aunque tiene 9 por ciento más recurso (440,000 millones de pesos), nuevamente el asistencialismo se llevará la mayor parte, una vez más no fomentará la productividad del sector primario mexicano.
Para el programa de Sembrando Vida se asignaron 35 por ciento de los recursos, casi 39,000 millones de pesos, sin reglas de operación claras.
El próximo presupuesto tampoco contempla apoyos para medianos ni grandes productores, se sumará el tema climático y de los granos.
Para el 2024, el mayor afectado es la producción del sector primario (producción de alimentos) y todo indica que el cambio climático está aquí para quedarse y vamos a tener que sufrir de temperaturas más altas y menos agua en el país, esperamos que para este año el Presidente invierta más recursos en el campo mexicano y deje de seguir invirtiendo miles de millones en obras que no han funcionado como él pretendía y que han costado más de tres veces lo presupuestado.
A todo esto se suma la falta de programas preventivos y acciones en materia de agua potable.
De acuerdo al informe Perspectivas del Agua en México de la UNAM, el presupuesto para recuperar al sector hídrico en el país debería rondar los 80 mil millones de pesos anuales, por los próximos 50 años, sin embargo, en el 2023 fueron 68 mil millones los invertidos por Conagua, que es apenas el mismo monto que se gastó la comisión hace una década, cuando había 13 millones menos de habitantes en el país y las sequías eran menores y en el 2024, fueron asignados solo 45 mil millones de pesos en infraestructura, casi la mitad de lo que se necesita.
Asimismo, este informe señala que hay mucha infraestructura física como son las presas, las 120 presas del país, que presentan falta de mantenimiento, de asolvamiento y esto limita su capacidad productiva de agua. Los acueductos también requieren mantenimiento y otro tanto para el caso de las fugas en las que se pierde hasta el 40 por ciento del agua.