Por: René Mondragón
NO SALEN
De verdad, que el spot de la presidencia no es malo. Al contrario. Está bien pensado, bien producido y toca un tema certero: Hay personas que consideran que todo lo que ha hecho la administración del presidente Peña, es un error garrafal. Eso es inexacto; tanto, como pensar exactamente a la inversa: estimar que todo lo que ha realizado es una maravilla que nos hace vivir a imagen y semejanza de Suecia, Dinamarca o Finlandia.
A los mexicanos, sin embargo, no nos salen las cuentas; por eso hay quienes opinan que las cosas están “al revés”, como reza el promo de la presidencia.
Y, a todo ello, es necesario agregar algunos detalles que “brincan” por lo insospechados e “insospechosistas” que resultan, valga el neologismo. Recuérdese el trabajo de Animal Político y Mexicanos Contra la Corrupción e Impunidad (MCCI), sobre “La Estafa Maestra”.
No faltó el asesor de los hombres del presidente, que sugirió demandar a la empresa y a sus investigadores –algo así, como por “faltas a la moral y ofensas a la autoridad- hasta que la parte más sensata del equipo presidencial, “descubrió” que todas las cifras que se manejaban en la investigación eran estadísticas oficiales del Órgano Superior de Fiscalización…
El brinco se dejó ver y oír, cuando poco tiempo después, la autoridad federal le entregó a Animal Político, el Premio Ortega y Gasset de Periodismo 2018. La otra parte que es necesario que los mexicanos de a pie entendamos, es que “El trabajo de Animal Político y Mexicanos Contra la Corrupción e Impunidad desenredó un sistema de 128 empresas fantasma a través del cual el gobierno federal desvió 3 mil 433 millones de pesos” (https://www.animalpolitico.com/2018/04)
Y luego, alguien se pregunta: ¿Por qué tanta desconfianza de los mexicanos en sus autoridades?
ALGUNAS COSAS SÍ PARECEN AL REVÉS
Gracias a la participación ciudadana –arrancada con tirabuzón desde el campo de las organizaciones intermedias del país- podemos afirmar igual que el reportaje aparecido en el periódico Excelsior del 28 de Marzo de 2018 (http://www.excelsior.com.mx/opinion) que sí es viable encontrar información valiosa para proponer y diseñar políticas públicas y estrategias de desarrollo.
La investigación que comentamos antes es una muestra, pero, adicionalmente, existen info-datos como los recopilados en la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental (ENCIG) que resultan de utilidad para cualquier ciudadano que quiera enterarse bien y en serio de cómo están las cosas en el país, y dejar de lado la esquizofrenia y la coprolalia de los profetas tocados por el dedo de algún dios, que todo lo resolverán –así, en futuro- con solo desearlo mediante su poderosísima voluntad.
QUÉ MIDE LA ENCIG
De inicio, la satisfacción con los servicios públicos, la condición y las formas de realización de trámites y contacto con las autoridades; y también, la percepción sobre los niveles e impactos de la corrupción en México.
Curiosidades estadísticas: La cultura de calidad en la atención y servicio al ciudadano es deficiente, pues la insatisfacción de los mexicanos pasó del 43.5 al 44.5 por ciento en 2017, aun cuando el presupuesto aumentó 5.3%, es decir, meter más dinero al tema, no mejoró la percepción de buenos servicios que reciben las familias, porque se paga más y se gasta más, en servicios que no abandonan la mediocridad.
Las autoridades han ingresado al “Festival de los bombos Mutuos”, en particular, en el tema de la educación. Veamos: solo el 67 por ciento de los mexicanos se muestran satisfechos o muy satisfechos con la educación que reciben los chicos en primaria, secundaria y bachillerato; y el 82 por ciento más, con la educación pública a nivel de universidad.
En materia de salud pública las cifras no son mejores. Solo el 44 por ciento de los mexicanos está satisfecho con los servicios del Seguro Social, y eso, en áreas urbanas de más de 100 mil habitantes. En comunidades más pequeñas, el servicio es de “deplorable” a lo que sigue.
La percepción del mexicano respecto a la corrupción en el país -el escribano sigue citando la entrega de Excelsior- pasó de 50.9 por ciento en 2015, a 56.7 por ciento en 2017. Y las personas que realizaron un acto de corrupción o fueron sujetos a ello, pasó de 12,590 a 14,635. Más del 16 por ciento.
Es vergonzoso compartir las cifras con mis preciosísimas lectoras y gallardos lectores en Europa y Oceanía, pero la realidad es dramática. Los mexicanos destinan algo así como 7,218 millones de pesos (2,273 pesos por afectado) para obtener servicios gubernamentales que en teoría deben ser gratuitos.
Ciertamente, una –de las muchas causales de la corrupción en México- es la ausencia de métodos, procesos, procedimientos y tecnología para hacer más eficiente el nivel de satisfacción ciudadana. Las computadoras no sirven o están obsoletas; el intranet es tan lento que, es más rápido subir dos pisos por las escaleras. La comunicación y el mailing interno es tan torpe, que el ciudadano tiene que servir de mensajero para llevar y traer información, documentos o recabar firmas. Por lo mismo, el 57.1 por ciento de los ciudadanos se apersonó a las oficinas de gobierno a hacer directamente sus pagos y/o trámites…frente al 2.8 por ciento que empleó internet para los mismos efectos.
Siendo justos, los esfuerzos del SAT en este terreno son altamente satisfactorios. Es más, la atención del personal de contacto es bastante buena. Habrá que insistir en el tema de tecnología puesto ahora, pues 64.7 millones de mexicanos cuenta con un teléfono inteligente, y 50.6 millones más tienen acceso a una computadora.
Cierto. No todo está al revés… el problema es, que el mensaje no llega.